(Otro texto escrito por Limahoya donde queda patente que la diversión del tándem corresponde a Limatesa).
El modo de ver la ciudad responde a una serie de imágenes
iconográficas que nos ayudan a dar una forma concreta a lo que en si misma
significa la palabra “ciudad”. Esta imagen no solo depende del punto de vista
subjetivo de la persona sino también del conjunto de impresiones que la cultura
deja grabadas en la retina de cada individuo.
Así, por ejemplo, si hacemos el
experimento de pedir a una persona que dibuje una casa, probablemente el
resultado sea muy semejante al de la imagen que aquí se aprecia, a pesar de
que, por ejemplo, dentro del estilo de vida europeo-mediterráneo esta tipología
de vivienda no represente el tipo residencial más común que podría ser la
vivienda colectiva en bloque, es decir, un apartamento o un piso.
Al mismo tiempo, si al individuo anterior le pedimos que elija una imagen que represente a su ciudad, esta imagen no será la de un conjunto de casas, sino que la ciudad estará representada por el conjunto de elementos iconográficos que la componen, que principalmente serán los espacios públicos (parques, plazas, jardínes, patrimonio histórico, edificios públicos...).
Este punto de vista está basado en que la ciudad se
compone de un conjunto de hitos que la representan y que a su vez constituyen
la imagen iconográfica percibida por los ciudadanos. Estos hitos
arquitectónicos y urbanos son de utilidad práctica para el ciudadano visitante
ya que le sirven para orientarse dentro de la ciudad desconocida, y al mismo
tiempo, para el ciudadano residente, para quien orientarse no es un problema
porque ya conoce su ciudad, es más importante el sentimiento de pertenencia al
lugar que fomentan los hitos arquitectónicos al transformarse en iconos
culturales.
A lo largo de la Historia, y más concretamente después
del Movimiento Moderno, se han diseñado ciudades enteras. Ejemplos de ello son
Chandigarh en 1951 o Brasília en 1957. La imagen icónica de la ciudad no solo
se consigue con el diseño total de la misma sino que a veces basta con la
modificación de una parte o la ampliación, modificando el planeamiento urbano.
Ejemplos de algunas intervenciones urbanas son: la Unite d’Habitation de Marsella de Le Corbusier de la que hemos
heredado gran parte de la imagen que en la actualidad se tiene de las ciudades,
el Plan Voisin también de Le Corbusier
que afortunadamente no se llevó a cabo, y los Robin Hood Gardens de
Alison y Peter Smithson con su trazado característico tanto en planta como en
alzado.
Como consecuencia,
en la actualidad, se aprecia en la ciudad una clara homogeneidad dentro del
conjunto residencial. Este es el caso de las urbanizaciones de viviendas
unifamiliares que aparecen repetidas e iguales (viviendas adosadas, pareadas…)
y también se puede apreciar esta homogeneidad en los bloques de vivienda
colectiva.
Ante este fenómeno
aparece el completamente opuesto: la singularización de los edificios por
antonomasia haciendo, por ejemplo, un restaurante con forma de bota o una
cervecería con forma de barril de cerveza.
Aquí no hacemos juicios de valores del estilo a "esto está bien" o "esto está mal" y menos en una disciplina como es el urbanismo que se necesita una perspectiva temporal para poder valorar las consecuencias; simplemente se
puede decir que una respuesta al planeamiento urbano se encuentra en la
variedad, en la mezcla de tipologías, que se basa en la idea comercial que tan
bien supo aplicar EE.UU. en su mercado urbanístico.