El consumo de agua en la ciudad varía en función de diversos factores, no sólo de los usos higiénicos, sino de las necesidades de alimentación, industriales, riegos y de las instalaciones de protección contra incendios.
El consumo puede variar según el clima, las costumbres de los habitantes, el nivel social, la utilización de los edificios, los incrementos estimados por aumento de población y del nivel de vida que suponen un mayor consumo.
No obstante hay que tener en cuenta que el consumo de agua varía según las épocas del año, los días de la semana y las horas del día. De hecho, podemos decir que el consumo máximo mensual en periodo estival es un 30% superior al medio mensual del resto del año.
En la ciudad, además de hacer frente al consumo privado es necesario un abastecimiento de agua para el riego de espacios verdes como parques jardines, abastecimiento a fuentes decorativas y a fuentes de agua potable. Un dato a tener en cuenta en el diseño de los elementos de riego será el vandalismo. En sistemas de riego podemos encontrar soluciones como un programador inalámbrico que funciona con baterías y que se puede controlar a una distancia de hasta 30 metros, gracias a su comunicación por radio.
Hunter WVC200 usado en Autopista Consorcio Vía Verde - Santiago, Chile. |
En abastecimiento a fuentes de agua potable se opta también por soluciones que permitan ahorro de agua como los grifos con temporizador con cierre automático.
Otros modos de ahorro de agua en el consumo urbano que se siguen desarrollando e investigando en la actualidad son:
- Reutilización de aguas residuales depuradas: disponibilidad de aguas depuradas susceptibles de recibir tratamiento terciario para riego agrícola y para aplicaciones urbanas, tanto industriales como municipales y de otros tipos.
- Utilización de recursos alternativos: en lugares a los que difícilmente podrá acceder la red de distribución de aguas depuradas, bien sea por razones orográficas o por la ausencia de una suficiente concentración de demanda potencial, determinados usos pueden ser resueltos con recursos locales de agua cuya calidad no permite incorporarlos a la red general: aguas freáticas, aguas salobres, aguas pluviales, etc.