Continuando con el tema de la ciudad y la imagen, cabe destacar con especial importancia el fenómeno
Townscape de Gordon Cullen y la crítica sígnica (1965 – 1980) como antecedentes
históricos de la línea simbologista que perdura hasta hoy en día como una de
las teorías dentro del diseño urbano.
En el libro “Townscape” de 1961, Gordon Cullen describe a
la ciudad como el conjunto de hitos arquitectónicos que la componen. Para el
autor la escenografía de la ciudad se consigue entre el contraste de los
elementos situados en un primer plano y el fondo que forma el segundo plano.
Esto es lo que hace bella a la ciudad. En el urbanismo actual se siguen
empleando elementos arquitectónicos o escultóricos que enmarcan perspectivas,
que crean recorridos, que, en definitiva, crean un escenario urbano concreto y
fácilmente distinguible.
"Townscape" (1961). |
Por otro lado, la crítica sígnica nos ha proporcionado
muchos ejemplos construidos del uso de iconografías reconocibles por el
ciudadano para crear espacios urbanos atractivos o de interés. Un ejemplo es la
Plaza Franklin en Filadelfia (EE.UU.) por Robert Venturi donde el museo de la
Casa de Benjamin Franklin aparece representado mediante la estructura alámbrica
de la propia casa componiendo así el espacio urbano de la plaza que además
sirve para promocionar el museo. La Plaza Western en Washington (EE.UU.) del
mismo autor representa otro ejemplo de la crítica sígnica. Esta plaza consiste
en la representación del plano de la ciudad mediante el uso del pavimento.
También podemos destacar la Lovejoy Fountain en Portland (EE.UU.) por Lawrence
Halprin y Charles Moore, o el centro cívico en Tsukuba (Japón) por Arata
Isozaki, donde se representa la Plaza del Capitolio de Miguel Ángel en Roma
pero que aparece rota por la introducción de una pequeña fuente con elementos
japoneses como agua y rocas. Y por último la Piazza d’Italia en New Orleans
(EE.UU.) que constituye un claro ejemplo de iconografía italiana.
Plaza Franklin, Filadelfia. |
Centro Cívico en Tsukuba. |
Piazza d'Italia, Louisiana. |
La singularización a mayor escala se aprecia en el
urbanismo, y más concretamente en los espacios públicos. La línea simbologista
(1975 – 1995) es un claro ejemplo de ello. Los símbolos utilizados en esta
línea provienen del significado de las expresiones culturales en un momento
dado. Esas expresiones culturales han de ser fácilmente reconocibles por todos
a nivel popular por ello provienen del cómic, el cine, la televisión, el arte
pop, las pinturas graffiti o la música, y han pasado a formar parte de un
acervo (conjunto de bienes morales o culturales acumulados por tradición o
herencia) en el que la arquitectura encuentra su respuesta.
Al igual que Gordon
Cullen se basaba en el contraste entre los diferentes planos dentro de la
escena urbana para calificar de bella o no a una ciudad, la línea simbologista
también busca ese choque, mezcla y contraste que aparece como una necesidad en
la ciudad. Para ello, la imagen buscada es la del decorado, la del artilugio
escenográfico que sirve de trasfondo a la vida pública. Así, las obras
arquitectónicas se convierten en un intento por parte del autor de conectar con
el gusto de la colectividad, de ahí el empleo de los iconos o imágenes más
asumidas.
Limahoya.