domingo, 22 de abril de 2012

La Imagen y el Ojo

El otro día tuve una conversación muy interesante con un compañero de trabajo, también arquitecto, sobre la percepción de la realidad en base a convenciones culturales, como por ejemplo el lenguaje, y cómo no, no tardamos en mencionar a E. H. Gombrich. Así es que me he animado a escribir una entrada sobre su libro "La Imagen y el Ojo. Nuevos estudios sobre la psicología de la representación pictórica".

Comenzaré presentando al autor, con un fragmento del texto introductorio que usa Joaquín Lorda en su libro “Gombrich, una teoría del Arte”: 

A lo largo de su vida, Gombrich, tuvo oportunidades fuera de lo común: por casualidades y azares, creció en el mismo centro de los acontecimientos, donde se forjaba la historia y la teoría del arte, en la Viena de los años 20 y 30, y luego vivió donde se divulgaba, en Londres en la segunda mitad del siglo XX. Su educación familiar corresponde a los mejores estándares de Europa, su formación universitaria y sus primeros trabajos los realizó en los mejores centros de Europa; se le ofrecieron oportunidades de conocer a pensadores de mente amplia y original, y de acceder a las mejores bibliotecas y archivos. Estas oportunidades extraordinarias fueron recibidas por unas extraordinarias cualidades intelectuales de memoria e imaginación, pero también aprovechadas con un tesón y esfuerzo extraordinarios, espoleados por una apasionada afición por el arte.

“La Imagen y el Ojo. Nuevos estudios sobre la psicología de la representación pictórica” es un conjunto de textos divulgativos realizados por Ernest Gombrich sobre sus Conferencias Mellon de 1956, aunque la recopilación y publicación se realizó en 1960. Tratan sobre el desplazamiento que se ha ido produciendo, sobretodo y más acusadamente en la actualidad, en el estudio de la percepción, centrándose principalmente en el estudio de la imagen visual en los medios artísticos como la pintura, la fotografía, el cine, etc. 

En su obra se aprecia un diálogo entre Ciencia y Arte, donde la ciencia viene representada por la psicología y la filosofía, haciendo referencia siempre al ser humano como ser que posee el “don de la creación de imágenes”, según describe el propio autor. 
Gombrich analiza el mundo de la imagen a lo largo de la historia del hombre desde el punto de vista de la psicología, de la filosofía, del arte y también del mundo de la comunicación, que en nuestra sociedad actual posee gran repercusión y se le otorga gran valor. 
En su análisis, destaca la importancia del sujeto y del objeto, del artista y de su obra de arte como tal, pero además incluye la intención de comunicación que poseen las imágenes por lo que pasa la tercera persona, el público o el espectador no solo se incluyen en el análisis de la imagen sino que pasan a formar una parte esencial.

Es necesario tener en cuenta que para Gombrich existe por un lado la naturaleza del ser humano y por otro su personalidad como ser único. La naturaleza del hombre consta de su biología, que es algo innato y que, en gran medida, compartimos todos los seres humanos; mientras que la personalidad está formada por la experiencia, la disposición psicológica y las circunstancias en general.

En resumen, las ideas fundamentales de Gombrich se basan en el relativismo y en un análisis exhaustivo desde un punto de vista historicista y evolucionista de la percepción de la imagen. Destacan como hilo conductor el artista, la obra y el espectador como tres puntos de vista en el arte, la evolución del arte conceptual y el abandono del naturalismo y su mimesis rigurosa, el uso de universales y la dificultad para distinguir naturaleza y convención. Además se agradece a Gombrich su esfuerzo por aclarar que su análisis proviene de la cultura occidental y trata sobre la cultura occidental, ya que es una cuestión bastante olvidada dentro de nuestra sociedad, la cual tiende a absorber y a generalizar el resto de culturas. 

En futuras entradas analizaré algunos de los textos a modo particular pero de momento no os aburro más.  Eso sí, debido al hecho de que los textos datan de 1960 y que Gombrich murió en el año 2001, dejo abierto el análisis de la representación pictórica desde un punto de vista de las nuevas tecnologías de la imagen y la información, fruto de la evolución hasta la actualidad, que se nos presenta en la informática y en los nuevos gustos y usos de la imagen. En el caso práctico de la arquitectura se trabaja constantemente con información visual y en ocasiones nos produce una sensación tan abrumadora que nosotros decimos que necesitamos “desconectar” para descansar de este mundo de la imagen.

Cómo nos afecta y cómo ha cambiado nuestra percepción psicológica. El avance de las tecnologías, los soportes informáticos, y los cambios sociales y culturales en estos últimos años han modificado el modo en que percibimos las imágenes. ¿Estamos preparados biológicamente para recibir la ingente cantidad de impulsos que nos llegan como información visual? ¿Cómo nos influye?


Limahoya.

sábado, 7 de abril de 2012

La ciudad y la imagen (III)


Continuando con el tema de la ciudad y la imagen, cabe destacar con especial importancia el fenómeno Townscape de Gordon Cullen y la crítica sígnica (1965 – 1980) como antecedentes históricos de la línea simbologista que perdura hasta hoy en día como una de las teorías dentro del diseño urbano.

En el libro “Townscape” de 1961, Gordon Cullen describe a la ciudad como el conjunto de hitos arquitectónicos que la componen. Para el autor la escenografía de la ciudad se consigue entre el contraste de los elementos situados en un primer plano y el fondo que forma el segundo plano. Esto es lo que hace bella a la ciudad. En el urbanismo actual se siguen empleando elementos arquitectónicos o escultóricos que enmarcan perspectivas, que crean recorridos, que, en definitiva, crean un escenario urbano concreto y fácilmente distinguible.

"Townscape" (1961).

Por otro lado, la crítica sígnica nos ha proporcionado muchos ejemplos construidos del uso de iconografías reconocibles por el ciudadano para crear espacios urbanos atractivos o de interés. Un ejemplo es la Plaza Franklin en Filadelfia (EE.UU.) por Robert Venturi donde el museo de la Casa de Benjamin Franklin aparece representado mediante la estructura alámbrica de la propia casa componiendo así el espacio urbano de la plaza que además sirve para promocionar el museo. La Plaza Western en Washington (EE.UU.) del mismo autor representa otro ejemplo de la crítica sígnica. Esta plaza consiste en la representación del plano de la ciudad mediante el uso del pavimento. También podemos destacar la Lovejoy Fountain en Portland (EE.UU.) por Lawrence Halprin y Charles Moore, o el centro cívico en Tsukuba (Japón) por Arata Isozaki, donde se representa la Plaza del Capitolio de Miguel Ángel en Roma pero que aparece rota por la introducción de una pequeña fuente con elementos japoneses como agua y rocas. Y por último la Piazza d’Italia en New Orleans (EE.UU.) que constituye un claro ejemplo de iconografía italiana.


Plaza Franklin, Filadelfia.

Centro Cívico en Tsukuba.

Piazza d'Italia, Louisiana.

La singularización a mayor escala se aprecia en el urbanismo, y más concretamente en los espacios públicos. La línea simbologista (1975 – 1995) es un claro ejemplo de ello. Los símbolos utilizados en esta línea provienen del significado de las expresiones culturales en un momento dado. Esas expresiones culturales han de ser fácilmente reconocibles por todos a nivel popular por ello provienen del cómic, el cine, la televisión, el arte pop, las pinturas graffiti o la música, y han pasado a formar parte de un acervo (conjunto de bienes morales o culturales acumulados por tradición o herencia) en el que la arquitectura encuentra su respuesta. 
Al igual que Gordon Cullen se basaba en el contraste entre los diferentes planos dentro de la escena urbana para calificar de bella o no a una ciudad, la línea simbologista también busca ese choque, mezcla y contraste que aparece como una necesidad en la ciudad. Para ello, la imagen buscada es la del decorado, la del artilugio escenográfico que sirve de trasfondo a la vida pública. Así, las obras arquitectónicas se convierten en un intento por parte del autor de conectar con el gusto de la colectividad, de ahí el empleo de los iconos o imágenes más asumidas.