miércoles, 17 de abril de 2013

Edificio Universitario "Minnaert" por Neutelings Riedijk Architects

Aquí os traigo el edificio "Minnaert" de Neutelings Riedijk Architects. Está construido en el campus universitario de Utrecht junto a otros edificios de grandes firmas que ya iré publicando en el blog en futuras entradas. Este edificio a pesar de tener ya sus añitos - fue diseñado en 1994 y construido en 1997 - me sigue impresionando por su diseño atrevido y en cierto modo arriesgado.

El programa consta de 9000 m2. Todos los espacios de circulación de este edificio central de la universidad han sido concentrados en un gran vestíbulo sobre el "piano nobile" del edificio. Ello contribuye al espacio de reunión de al comunidad así como crea una gran sala de estar para todos los miembros docentes de la universidad y para los estudiantes en esta parte del campus. Además da acceso al restaurante, al centro de estudios y a los laboratorios. En el centro del vestíbulo hay un gran estanque de 10x50 metros que colecta el agua de lluvia y es usado como sistema de refrigeración para el edificio. La fachada del edificio está vestida por unas ondulaciones o "arrugas" del mismo material que el resto de la fachada: hormigón proyectado coloreado con pigmentos de color rojo tierra.


© Carmen Valtierra de Luis
 (Habría cortado esos árboles de haber podido; no es un edificio que merezca ser tapado)


© Carmen Valtierra de Luis


© Carmen Valtierra de Luis


© Carmen Valtierra de Luis


© Carmen Valtierra de Luis


© Carmen Valtierra de Luis

No pude entrar al interior del edificio pero si lo buscáis en Google encontrareis cientos de fotos del vestíbulo  del que hablaba anteriormente. De ese espacio, además del estanque y de su ligera rampa que anima a mojarse los pies, destaco también las ventanas con forma de cerradura que configuran pequeñas zonas de estancia.

Personalmente el "Minnaert" tiene un valor especial para mí porque fue mi primer contacto con la arquitectura holandesa. Durante el primer año de carrera me tocó dibujarlo a mano (plantas, secciones, alzados y perspectivas incluidas) y recuerdo bastante bien haber pasado horas coloreando las "arrugas" de la fachada.

© Carmen Valtierra de Luis
Y sí, esa persona que está ahí abrazando a la "E" soy yo.

Para más información sobre dónde se encuentra, para quienes quieran visitarlo, podéis consultar MIMOA.

sábado, 13 de abril de 2013

D38. Zona Franca. Barcelona


El plan de ordenación del parque empresarial situado en la Zona Franca, a poca distancia de la Calle A, también conocido como D38, en su primera fase, está compuesto de dos edificios de oficinas. Al nordeste del solar, se encuentra el edificio proyectado por Arata Isozaki, de 16.700 m2. El segundo de los edificios, cuya superficie total alcanza los 10.800 m2, es proyecto del estudio FOA (Foreign Office Architects), que en su momento estaba formado por Alejandro Zaera y Farshid Moussavi. Recogiendo la huella de ambos edificios, y hasta completar la totalidad del solar, se extiende un aparcamiento comunitario en 2 plantas  de sótano, que alberga, a su vez, un centro comercial desde el cual se accede a una plaza abierta semienterrada con acceso directo hacia la Avenida de la Zona Franca.

D38, Zona Franca, Barcelona.

La siguiente imagen está sacada de Google Street View. Gracias Google por haberme permitido ver el proceso constructivo (incluídos renders informativos impresos a alta calidad para anunciar la disponibilidad de las oficinas).

Fuente: Google (Julio 2008)
Este proyecto pretende actuar del mismo modo en que crecía un tejido urbano gótico o un pueblo mediterráneo; a saber: calidad urbana y espacial, en lugar de trazar un diseño definitivo.

Tiene tres objetivos fundamentales:
 - Nuevo conjunto empresarial que ofrezca espacio público y calidad urbana (escenario de la ciudad para su desarrollo futuro).
- Crear un tejido continuo y diferenciado de edificios y no tanto una serie de hitos arquitectónicos (los edificios deberían procurar parecer una construcción continua en lugar de objetos independientes sobre un fondo).
- Desarrollar una nueva tipología de espacio terciario (incorporar en el diseño las variaciones de la demanda en las distintas fases).


Fuente: http://www.f-o-a.net/ (actualmente web offline)

Fuente: http://www.f-o-a.net/ (actualmente web offline)

Para ver las plantas del proyecto podéis consultar las imágenes haciendo click en el siguiente enlace o sino encontraréis más información en El Croquis 115/116.

Y es aquí donde analizo el diseño urbano del D38 desde un punto de vista historicista mediante el uso de referencias en las corrientes urbanísticas posteriores al Movimiento Moderno.

La preocupación por liberar espacio en planta baja, como ocurre en el proyecto, se da desde los estudios de soleamiento de Gropiusjusto después del Movimiento Moderno, hasta los estudios de eficiencia de la trama urbana de Leslie Martin. En este caso se corre el riesgo de planteamientos un poco extremos como por ejemplo Robin Hood Gardens de los Smithson donde el espacio libre público está sobredimensionado y/o no tratado, de manera que no se crea ciudad. En el caso del D38 se opta por liberar espacio público a nivel del peatón, pero aparece tratado y diseñado todo él para adecuarlo a la escala urbana (al menos según los objetivos del planeamiento propuesto).
El rechazo de la ciudad convencional que se da en el postestructuralismo o deconstructivismo se aprecia en el tercer objetivo del proyecto, donde hay un afán de ruptura con la excesiva zonificación del sector industrial y todo lo que ello conlleva como la tipología tradicional de polígono industrial periférico, etc. Además se recurre a la tecnología (grandes esfuerzos estructurales) para diferenciarse y crear esta nueva tipología de espacio terciario. Otras características que se aprecian en el proyecto relacionadas con el postestructuralismo son la tendencia basada en categorías más sentimentales y abierta a formas más creativas o el énfasis en el proceso del proyecto. En oposición al urbanismo “estático” aquí se ve un urbanismo capaz de cambiar y de adaptarse a la demanda del mercado.


Con respecto a las características más generales del urbanismo de los últimos años, el proyecto comparte:
El relanzamiento de las ciudades: la ciudad es motora de la economía. Servicios variados que aseguran una calidad funcional dada por la mezcla de usos (hospedería, comercial, oficinas, cafeterías…). Alta tecnología y espacios urbanos especializados. La medida no es la distancia sino el tiempo. (El D38 está bien comunicado con el resto de la ciudad gracias a la calle A).
La ampliación del concepto de sostenibilidad: Atención preferente al espacio público. Atención al “vacío” como estructurador de la ciudad.
El planeamiento estratégico: Necesidad de los grupos económicos como posibles aliados para la transformación de las ciudades. (De hecho el D38 pertenece a empresas promotoras privadas).

El siguiente texto muestra un resumen traducido del texto que los arquitectos, tanto Alejandro Zaera como  Farshid Moussavi, muestran en su página web
Situado en un barrio a las afueras de Barcelona, el D38 de la Zona Franca es un complejo de oficinas diseñado para crecer como una acumulación de unidades modulares, de un modo parecido al de un pueblo gótico o mediterráneo. Definiendo una serie de normas, reglamentos y sistemas constructivos prefiriendo usar volúmenes para dar forma al plan de ordenación urbana, el resultado final está generado por una interacción de estas normas y el mercado, que fuerza a su desarrollo por fases durante la ejecución del proyecto.
El complejo consta de seis volúmenes, cada uno con restricciones de altura, cuya situación en planta permite vistas hacia el exterior sobre la vía principal, y cada uno de ellos regido por un conjunto de normas. Igual que los materiales y las limitaciones tecnológicas en los pueblos mediterráneos o góticos daban lugar a la repetición de la forma, el diseño de los parámetros da lugar a una constancia entre los edificios creando un tejido continuo y diferenciado preferible a depender de las cualidades de los edificios individuales. Como sólo el 50% de la superficie total del plano puede estar ocupada en planta baja y como mínimo el 25% debe estar bajo cubierta, el suelo se libera para uso público creando un tejido urbano que cobija espacios públicos y donde los edificios están completamente integrados.
Los edificios por si mismos son capaces de albergar una gran variedad de tipologías de espacios de trabajo - desde pequeños espacios para profesionales o complejas oficias para grandes organizaciones, hasta plantas comerciales - creando una nueva tipología de espacio comercial, ambos otorgan a los clientes la libertad para cambiar las cualidades del espacio para conseguir que el usuario final esté involucrado. El masterplan es por lo tanto capaz de ajustarse a los inevitables cambios del mercado.

viernes, 5 de abril de 2013

Santander. Desarrollos urbanos desde 1950

El siguiente texto que corresponde al resumen de la tesina que presenté en el congreso 'I Jornadas sobre Urbanismo Español Contemporáneo - Urbanismo en el Norte de España' en Junio del 2011 en la Universidad de Navarra. Sé que es un poco denso pero a más de uno le resultará interesante. Espero que lo disfrutéis.


Santander. Desarrollos urbanos desde 1950



Introducción histórica


La ciudad portuaria de Santander es la capital de la actual comunidad autónoma y región histórica de Cantabria, situada en la costa norte de España. Durante los siglos XII y XIII la población fue delimitando su estructura urbana dentro del recinto amurallado, típico de toda villa. Durante la segunda mitad del siglo XIX, aprovechando el auge de las estaciones balnearias entre las clases acomodadas europeas una serie de iniciativas hosteleras promocionaron Santander en la Corte e impulsaron la creación de la ciudad-balneario de El Sardinero, que se consolidó como destino estival de la alta sociedad española a principios del siglo XX. Durante el reinado de Alfonso XIII Santander se convirtió en el lugar de veraneo favorito de la corte. En 1908 la ciudad construyó y regaló al rey el Palacio de la Magdalena, que actualmente continúa siendo un enclave turístico importante del norte de España. 

El 1 de febrero de 1941 Santander sufrió una importante catástrofe a causa de un incendio. El elemento desencadenante fue el fuerte viento de dirección sureste que llegó a alcanzar 140 Km/h, lo que tuvo como resultado la destrucción casi completa de la zona histórica de la ciudad y de edificios más modernos levantados en su recinto. Su reconstrucción estuvo precedida por un proceso de renovación urbana que cambió parte importante de la configuración de la ciudad (Plan de Reforma Interior), de lo que todavía quedaban ecos en el período que contemplamos. Pero fue sobre todo una ocasión excepcionalmente favorable para dejar terrenos a disposición de negocios inmobiliarios en una zona donde el valor del suelo era y es objeto de una creciente plusvalía. Por ello, además, la población envejecida y escasa de recursos que vivía en la zona afectada, no tenía capacidad para hacer frente a los gastos de la reconstrucción, por lo que fueron realojados en barriadas periféricas promovidas primero por la iniciativa pública y luego por la privada. 

En cuanto a la zona afectada propiamente dicha, la nueva ordenación, que adoptó la figura de un Plan de Reforma Interior escrito en 1941, se basó en una serie de criterios fundamentales que pretendían mejorar la articulación y movimiento de toda la ciudad. El primero de ellos fue la mejora del sistema viario mediante un nuevo trazado para el tranvía que superaba las disfuncionalidades derivadas de las calles estrechas e irregularmente distribuidas del casco histórico. Para ello se aceptó un proyecto que seguía las directrices del modelo del ensanche, con una trama octogonal compuesta por calles amplias en las zonas de mayor confluencia de tráfico. 

Finalmente, el fenómeno que cambió notablemente el funcionamiento de la ciudad, el desplazamiento de la población de clases bajas asentadas en las viejas casas del centro hacia la periferia, originó el consiguiente crecimiento de la ciudad en sus márgenes. La vivienda obrera se situó en puntos aislados del casco urbano, generalmente distantes del centro. 

La situación tan alejada del Sardinero, la expansión que se acaba de citar y la conciencia de la bahía como un todo condujeron a la primera reflexión global con la figura (no empleada en ciudades de estas dimensiones) del Plan Comarcal (1954). 

 Área afectada por el incendio. Fuente: Incendio de Santander de 1941 [en línea] www.wikipedia.org

Del Plan Comarcal de 1954 al Plan General de 1984 

La redacción del Plan Comarcal supuso diversas soluciones para la situación de la ciudad. Ésta, que se recuperaba del incendio, estaba creciendo a impulsos de esa recuperación y necesitaba, por tanto, un planeamiento que velara no sólo por el espacio de la ciudad hacia la bahía, sino por todo el entorno incluyendo zonas como el Sardinero. El Plan Comarcal fue bastante genérico en sus concepciones de diseño, pero muy preciso en las condiciones de intensidad de edificación de cada ámbito. Como es natural, utilizó la idea de manzana para toda la parte en contacto con el núcleo principal y así se continuó con esa lógica en las reformas interiores necesarias todavía para recuperarse del deterioro producido. Pero, junto a este fenómeno, aparecería el uso del bloque aislado como garante de la vida higiénica en una ciudad de resonancias culturales, pues el Plan Comarcal, aunque no lo definiera gráficamente, apostaba por él. Por lo tanto, como en la mayoría de las ciudades españolas de esta categoría, Santander se movía, en el campo del diseño urbano y al principio de esta época (1954 – 1984), entre experiencias tradicionales y experimentos modernos. Ahora bien, la materialización del uso de la edificación abierta tuvo lugar ya en los años sesenta y, por tanto, el bloque paralelo, igualitario y repetido se vería superado por experiencias y búsquedas de nuevas tipologías y espacios que se habían producido en esos años, especialmente el tratamiento del edificio residencial aislado como bloque escultórico. Los ejemplos más claros del empleo del bloque abierto, en disposición paralela, en Santander, tienen lugar en dos amplias áreas a ambos lados de la ciudad preexistente: Cazoña y el Sardinero. Se puede afirmar que los Planes son consecuencia de una primera asunción de los principios racionalistas del Movimiento Moderno. Junto a ello, hay una atención notable al sistema viario, que estructuraba las propuestas, y un aumento de densidad conforme discurre el tiempo en que se ponía en práctica el Plan Comarcal. 

Fuera por la necesidad de recomposición interna de la ciudad, o por la continuidad de los denominados Planes de Reforma Interior de comienzos del siglo XX, aparecieron en Santander unos pocos, pero interesantes, Planes de Reforma que afectaban sobretodo a zonas con problemas de tipo social. El diseño, evidentemente, no tuvo nada que ver con los Planes de Reforma de los años 80, sino que estaba claramente emparentado con el modo de proponer esas reformas a finales del XIX y principios del XX, es decir, sobretodo en función de la circulación rodada, mediante el ensanchamiento de algunas calles y el derribo de numerosos edificios para obtener continuidad viaria. Falta, por lo tanto, un esfuerzo por conseguir espacios libres peatonales o zonas de equipamientos. 


Del Plan General de 1984 al Plan General de 1992 

Santander quizá sea la única capital de provincia española que posee unas propuestas –no realizadas- con influencias evidentes del urbanismo que se estaba realizando durante los años 1970 y 1980 en los países nórdicos. Con la reactivación económica -común en otras muchas ciudades- comienza sobretodo el planteamiento de viviendas en consonancia con la vocación turística de Santander y en baja densidad. Aunque la mayoría no se llevaron a cabo tal y como fueron planeadas, son de gran interés por su novedad en la península, por la influencia empiricista que se manifiesta en las propuestas de este período. Pero no se quedó sólo en lo meramente formal, sino que tendió a configurar –en las memorias- unos modelos que permitieran la creación de pequeñas comunidades, al estilo especialmente de las experiencias danesas. 

Sin embargo, no se materializaron. Como causa se puede señalar que el cambio de mentalidad no había cuajado en la ciudad y, sobretodo, que eran soluciones demasiado ajenas a la idiosincrasia del lugar. Por eso, en Santander, los ecos del cambio de paradigma urbano que supuso la década de los años setenta llegaron muy tardíos en cuanto al cambio de postura en el planeamiento. 


Desde el Plan General de 1992 

Se puede afirmar que los primeros planes influidos por la nueva mentalidad aparecen en la década de los años noventa, junto a las consecuencias que trajo la Revisión del Plan General (comenzado en 1992). El cambio de paradigma se manifestaría de diferentes maneras, pero quizá destacan o se pueden agrupar en dos vertientes. Una, formada por planeamiento “ex novo” que recuperaría ideas como la manzana, los grandes trazados, los espacios libres ajardinados, la calle y la plaza. Y otra, formada por planeamiento de protección y reforma interior de la población, al estilo de los planes para los cascos históricos. 

La recuperación de formas tradicionales de la ciudad se expresó, formalmente, en el uso de la manzana con una nueva interpretación, así como en la definición de trazados en consonancia con una utilización predominantemente peatonal. Por un lado, el Plan de Cierro del Alisal que deriva en un uso peculiar de la manzana. Por otro lado, el Plan de Cueto de Valdenoja que, contrariamente, utiliza el bloque de manera coherente con los espacios urbanos que se plantean. 

Los Planes de Reforma Interior que destacan en Santander son, en su conjunto, planes de auténtica reforma más que de protección de lo edificado. Si al comienzo de las experiencias de los nuevos planes de reforma imperaba la conservación del patrimonio preexistente, con el transcurso del tiempo se vería la necesidad de adaptar esta figura de planeamiento a las circunstancias específicas de cada área, de manera que permitiera una rehabilitación social mediante la intervención, en algunos casos, de manera decidida. En concreto se pueden apreciar, en la década de los noventa, dos cauces diferentes en esta ciudad. Por un lado, planes re rehabilitación residencial y, por otro, una rehabilitación que representa un icono urbano. 

Entre los primeros, destaca el del Río de la Pila, objeto de constante preocupación municipal. Y la zona de la Albericia donde se dan dos planes, uno más genérico y otro de detalle de una de sus zonas. El otro cauce está representado por el Plan de Reforma del frente marítimo, que es el relanzamiento de una de las partes más nobles y características de Santander, en un intento de configurar un paseo atrayente tanto para el ciudadano como para el turista. Responde así a la conciencia que, desde los años noventa, toman las corporaciones municipales sobre la capacidad de atracción turística de su ciudad, potenciando aquellos elementos que son más representativos. 

Se debe señalar, finalmente, la atención al paisaje en un lugar de tanto valor natural, con el proyecto del parque de Las Llamas de Enric Batlle y Joan Roig.


* Para más información podéis consultar el texto completo aquí.