lunes, 27 de enero de 2014

Las cloacas de París, el intestino del Leviatán

Cuando paseamos por una ciudad, en especial por una gran ciudad como es el caso de París, tendemos a admirar todo aquello que se ve, que está en nuestro alcance visual, ya sean monumentos históricos o rascacielos contemporáneos. También admiramos las calles, el diseño urbano, los parques y las plazas, pero a menudo nos olvidamos de pensar en qué es lo hay bajo nuestros pies. Las ciudades están "huecas" debajo de la tierra. Si nos paramos a pensar nos daremos cuenta de que caminamos sobre una inmensa cantidad de redes que conectan distintos nodos, como por ejemplo la red de transporte subterráneo, el metro. Otra de esas redes es el sistema de alcantarillado.
El texto a continuación, escrito por andonibgonrelata la historia de las cloacas de París desde su origen hasta nuestros días; un mundo subterráneo que destaca por su complejidad. (Limahoya)

Las cloacas de París, el intestino del Leviatán*

"Leviatán:
(Del lat. bíblico Leviathan, y este del hebr. liwyātān).
1. m. Monstruo marino fantástico.
2. m. Cosa de grandes dimensiones y difícil de controlar."
Plano hidrográfico de París de 1742





























Victor Hugo no exageraba en exceso cuando comparaba con las tripas de esta mítica criatura lo que se encontraba, ya a mediados del siglo XIX, bajo las calzadas de la capital francesa. Y eso que no estaban inventando nada nuevo: el mayor avance del Imperio Romano no eran sus calzadas ni sus redes aéreas de abastecimiento de agua, el verdadero ‘lenguaje de la magnificencia’ se encontraba en esos subsuelos que, como retorcidas y sombrías cárceles de Piranesi, se alzaban descomunales para sustento de todos, pero para los ojos de tan sólo unos pocos. Cuando el campo romano fue asfixiado bajo los residuos de la Cloaca Máxima, Roma ahogó Italia, después Sicilia y finalmente África, dando un siniestro significado a su urbi et orbi. Ciudad eterna, cloaca insondable.

Y París siguió el ejemplo, conteniendo al mismo tiempo la luz de Atenas, la virtud de Esparta, el prodigio de Nínive y el fango de Lutecia (del lat. lutum: barro). Tras el abandono durante la Edad Media del sistema original de alcantarillado hecho para la ciudad por los romanos, el visionario rey Philippe Auguste creó a principios del s.XIII un sistema de conducción de las aguas por el centro de la calzada de las calles principales, canalizando el hedor de los residuos fecales a cielo abierto.


Distintos tipos de colectores


No fue hasta finales del s.XIV que se construyeron las primeras canalizaciones cubiertas por bóvedas de masonería, dando origen sobre el antiguo canal de Ménilmontant al que se convertiría en el Grand Égout (la Gran Cloaca), que recogería más tarde también las aguas del barrio de la Universidad y el Marais para verterlas todas de nuevo al Sena, reutilizando para abono tan solo una pequeña parte filtrada, almacenada y revendida junto al parque de Buttes-Chaumont.


Gran Égout (Gran Desagüe) de Paris de 1365

Secciones de la ciudad de París de 1742


Este sistema, con apenas algunas modificaciones por parte de Louis XIV para enterrar el olor infecto bajo los nuevos y lujosos boulevards del centro de la ciudad, se mantuvo hasta la gran epidemia de cólera que asoló la ciudad tras la revolución ciudadana de 1832. Millares de cadáveres habían terminado apilados bajo los pies de los peatones sirviendo de festín a las ratas, y obligando por primera vez a un reconocimiento y trazado de planos del caótico sistema existente, realizado durante varias décadas por Bruneseau y un equipo de mineros experimentados, que en la gran mayoría de los casos no sobrevivían a la inmersión en este mundo oscuro.


Trabajadores de las cloacas


Las cifras no engañan: la vieja monarquía no había construido más que 23.300m de cloacas hasta 1806. A partir de ahí, cada nuevo gobernante se medía en cuánto había saneado la ciudad: Napoleón 4.804m; Louis XVIII 5.709m; Charles X 10.836m; Louis-Philippe 89.020m; la Segunda República 23.381m; la República de De Gaulle 70.500m; terminando el siglo XIX con casi 1.000 km de cloacas, que gracias a Belgrand y Haussmann ya no apestaban al Sena, sino que se vertían en Clichy, dando un aspecto completamente nuevo al Gran Río de París.

En nuestros días la red alcanza cerca de 2.600 km, la mayor red de evacuación de aguas del mundo, y bastante lejos del laberinto de túneles infectos y semi-ruinosos que atrapaban cual ratonera a Jean Valjean y al fantasma de la Ópera, ahora son una tecnológica e higiénica red que circula bajo cada una de las calles de la ciudad. Lejos de las pestes que atufaban a los habitantes medievales del Pont St.Michel, ahora es una visita de colegios obligada, aunque haya perdido la emoción de pasearlos en barca, como se hizo hasta finales de los años 70.


Museo de las cloacas de París


Sin las limitaciones de un prehistórico sistema que existiera previamente, Tokyo estrenó recientemente, tras 12 años de trabajos (mucho para los estándares actuales, pero una nimiedad en comparación con los casi 2000 años que han necesitado en Francia…), un impresionante sistema subterráneo, destinado más a conducir las aguas en caso de riadas que a evacuar los restos fecales de la capital nipona, pero que no puede sino recordarnos, aparte de a las Minas de Moria, a la Cloaca Máxima y a los Égouts de Haussmann.

El siglo XXI da un paso de gigante sólo comparable al que dio el XIX en términos de higienización de las capitales. Pero como la Historia nos ha demostrado tantas veces, nada es definitivo, y hasta que cada ciudad no sea capaz de asimilar todos los deshechos que genera, nos queda todavía mucho por aprender.

Fuentes y Bibliografía

- Les Misérables, Victor Hugo, 1862
- Essai sur les cloaques ou égouts de la ville de Paris, Parent-Duchâtelet, 1824
- Statistique des égouts de la ville de Paris, Emmery, 1837


*Texto original publicado el 25 de marzo de 2012 por andonibgon.

viernes, 17 de enero de 2014

El espejo y el mapa

Como no podía ser de otro modo, en el 2014 también volvemos a mencionar a Gombrich en 'Limatesa y Limahoya'. Esta vez con su conjunto de ponencias El espejo y el mapa: teorías de la representación pictórica* recogidas en el libro La Imagen y el Ojo.

Gombrich explica la idea de que la información será siempre más completa si a la información verbal se le añade la representación pictórica de una imagen.
Señala la diferencia entre el mundo óptico o apariencia de un aspecto, que serían los cuadros, y la información selectiva o del mundo físico, que vienen siendo los mapas. Gombrich propone como experimento para el lector dibujar en el espejo empañado del baño la silueta de la cabeza de uno mismo. Una vez terminado el dibujo el lector se percatará de que el tamaño de la cabeza dibujada es mucho menor que el tamaño real (concretamente la mitad por una cuestión de geometría que no viene al caso explicar). Es decir, que ni calcando el dibujo directamente de la realidad conseguimos una representación exacta de la misma. Al representar un aspecto, sea del índole que sea, por mucho que queramos ser precisos siempre será una representación subjetiva, aunque tan solo sea por el hecho de que percibimos un mundo en tres dimensiones pero lo representamos en dos. 
"[...]Todo arte se origina en la mente humana, en nuestras reacciones ante el mundo más que en el mundo visible en sí. [...]"**
Lo que nos lleva a la conclusión de que la distinción entre mapa y cuadro es irreal.
En la representación pictórica intervienen las sensaciones visuales desde el punto de vista del espectador, como ocurre en la obra de Escher o en la anamorfosis.

Fuente: Wikipedia (http://en.wikipedia.org/wiki/File:Escher_Waterfall.jpg)

Gombrich plantea de nuevo el problema en la dificultad para diferenciar qué debe su existencia a la “naturaleza” y qué a la “convención” y para ello pone de ejemplo el arte conceptual.
La imagen, en el arte conceptual, es capaz de crear una ilusión, “la experiencia visual inesperada porque no es verídica”, de ahí que el conocimiento del autor pueda influir en su experiencia visual. Y concluye diciendo que “la ilustración no nos dice lo que hay ahí, sino lo que podría haber”.

Cuando Gombrich analiza la representación cartográfica de los mapas que aparecen dibujados en planos de dos dimensiones siendo la Tierra esférica, dice que esto sería un ejemplo de convencionalismo que además hace uso del arte conceptual o de la pictografía en su representación pictórica. Gombrich defendía que con menos información el significado se hace más claro. Pero en el caso de los mapas... su análisis me hizo preguntarme ¿Qué habría pensado Gombrich*** si hubiera conocido Google Maps, donde aparece representada TODA la información que te puedas imaginar? Pues seguiría diciendo lo mismo, su teoría se mantiene. ¿En Google Maps aparece TODA la información? ¡No! Bueno sí, pero no a la vez, trabajamos con filtros constantemente para poder hacer esa información más comprensible porque como bien dijo Gombrich con menos información el significado se hace más claro.

viernes, 10 de enero de 2014

¡'Limatesa y Limahoya' cumple 2 años!

Después de dos años escribiendo en 'Limatesa y Limahoya' creo que ha llegado la hora de hablar un poco de quién está al otro lado, es decir, yo.

Estudié arquitectura y urbanismo en España, después trabajé como arquitecto en prácticas en los Países Bajos, volví a España y ahora mismo resido en Francia. ¿Soy un arquitecto? Pues no lo sé, pero soy una persona a la que le gusta abrazar edificios. Puede que parezca una descripción cuanto menos atípica pero es la mejor que se me ha venido a la cabeza. ¿Un arquitecto es aquel que ha estudiado arquitectura o aquel que trabaja como arquitecto? Ahora mismo no trabajo como arquitecto así que nunca sé cómo contestar a la pregunta de si soy arquitecto o no. Aún así, como no me gustan las etiquetas diré que soy simplemente Carmen.

Cuando creé 'Limatesa y Limahoya' la idea era compartir el blog con otra persona para así dar vida a los dos personajes del tándem (por cierto, yo soy Limahoya). Al final, continué con el blog en solitario aunque con colaboraciones que asumen el papel de Limatesa.
El blog comenzó su andadura de forma anónima aunque tras unos meses comencé a firmar los textos publicados. De este modo, aprovechando las ventajas de Twitter (@Carmen_Valti y @Limahoya), conseguí algunos lectores despistados que se toparon con este blog.
La idea de crear mi propio blog sobre temas relacionados con la arquitectura surgió cuando me encontraba en el extranjero, meses después de haber concluido mis estudios universitarios. Echaba de menos la investigación dentro del entorno académico y se me ocurrió que un modo de incentivar esa afición era publicar los textos que poco a poco había iba produciendo.

Una de las primeras cosas que se aprenden al comenzar un blog es que es difícil mantenerlo. Esto crea en uno mismo una responsabilidad extra que se añade a la lista de tareas por hacer. Mi objetivo es publicar en torno a 3 entradas al mes aunque esto es variable. El ideal sería publicar una vez por semana, preferiblemente los fines de semana.
En un principio la idea del blog era más personal que otra cosa y por ello no me preocupaba mucho de los potenciales lectores. Cuando comencé a analizar las gráficas y estadísticas de los visitantes a 'Limatesa y Limahoya' comprendí que quizás podría mejorar el aspecto comunicativo del blog para hacerlo comprensible no sólo por arquitectos sino también por profanos en la materia que se quieran adentrar en este mundo. Mi estrategia a seguir es alternar entradas pesadas y entradas ligeras. En las pesadas el texto es predominante y normalmente versa sobre temas densos como el arte, la representación pictórica o el simbolismo. Por ello, para amenizar la lectura del blog algunas entradas son ligeras, es decir, que en ellas predomina la fotografía, en su mayoría de edificios contemporáneos.

A veces gente de mi entorno me pregunta que por qué he creado 'Limatesa y Limahoya' si ya hay cientos de blogs de arquitectura (a lo cual yo añado "cientos de blogs y cien veces mejores"). No tengo una respuesta concreta, pero puedo citar dos razones. La primera razón es por una cuestión personal. Al "obligarme" a escribir me obligo a leer más y alimento mi curiosidad. Además interiorizo mucho mejor los conocimientos adquiridos. Ahora que ya no tengo que aprobar exámenes, escribir en el blog se ha convertido en mi método de estudio. La segunda razón es que soy práctica. Soy una amante de "matar dos pájaros de un tiro", de sacar doble provecho al trabajo realizado. Creo que es un poco lo que en programación se conoce como generic-ification. Aprovecho los trabajos de investigación realizados durante la carrera así como los textos que he usado en alguna ponencia o artículos sobre los últimos libros que he leído y los doy un doble uso, en este caso, publicando parte de ese trabajo en 'Limatesa y Limahoya'.

Dicho esto y a modo de resumen: ¿Quién escribe en 'Limatesa y Limahoya'? Carmen, abrazadora oficial de edificios.

© Carmen Valtierra de Luis
*Unite d'habitation de Marseille


© Carmen Valtierra de Luis
 *Edificio Universitario "Minnaert"


© Carmen Valtierra de Luis

Si os pica la curiosidad o el afán del cotilleo aquí podréis encontrar un poco más de información sobre mí:
- Mi web (en construcción).
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