miércoles, 4 de junio de 2014

Los criterios de fidelidad: imagen fija y el ojo en movimiento

La última vez que mencionamos a Gombrich fue en el post titulado Del Experimento a la Crítica de Arquitectura. Ya era hora de volver a escribir sobre sus estudios acerca de la psicología de la representación pictórica.

En el ensayo Los criterios de fidelidad: imagen fija y el ojo en movimiento* me parecen muy interesantes dos conceptos. 
El primer concepto que Gombrich explica es que el objetivo de la imagen científica no es registrar lo visible, sino hacerlo visible. No es una fidelidad visual sino un registro objetivo, donde la información complementaria sobre el instrumento y la exposición adquiere gran importancia para su interpretación. Gombrich utiliza como ejemplo dos imágenes de la misma radiografía, una hecha con más contraste y la otra con menos.

Radiografía**. Fuente

La imagen que se muestra más nítida es mal interpretada por el profano en la materia como la más explicativa, sin embargo la realidad es que la imagen menos nítida a simple vista, da más información o más exacta sobre los huesos del paciente.
En el campo del arte, donde toda interpretación es subjetiva, el papel del crítico tiene su importancia por el hecho de que él es el experto en la materia. Pero, como bien dijo Gombrich, el arte es un gusto adquirido, así que el problema es que el arte está sujeto a su contexto y a la opinión del experto que interpreta la obra. Esto no ocurre con una radiografía, cuya imagen es generada debido a un objetivo científico.

El segundo concepto que me interesa de este ensayo de Gombrich es la idea de que la imagen no puede transmitir más información de lo que el medio pueda transmitir. Es una obviedad de la que a veces nos olvidamos. Una fotografía digital de un paisaje no podrá mostrarnos el detalle mínimo de las hojas del árbol más alejado por mucho que hagamos zoom ya que sólo conseguiremos ver píxeles (al menos hasta hoy en día). El medio utilizado para transmitir la información es una fotografía digital obtenida con una cámara de una calidad no suficiente como para apreciar el detalle. Otro ejemplo sería el de una fotografía tomada con una cámara de los años 30. Una fotografía en blanco y negro de la época no puede mostrarnos el color de los vestidos de aquel entonces, somos nosotros los que interpretamos de qué color fueron las prendas de la fotografía.

Lange's 1936, Migrant Mother, Florence Owens Thompson
imagen coloreada por Mads Madsen. Fuente

Con esta idea Gombrich explica el “principio del testigo ocular”, según el cual se intenta representar una fidelidad visual que es la sensación de participación. Este principio evoluciona desde la mimesis, concepto ya explicado en la entrada titulada El descubrimiento visual por el arte.
La mímesis exigía que el espectador de una obra estuviera quieto y mirara en una sola dirección, donde se refería al objeto pintado desde un punto de vista. En la actualidad, sin embargo, el "principio de testigo ocular" evoluciona y se refiere al sujeto, hacia quien va dirigida la obra de arte. Hoy en día encontramos la aplicación de este concepto en el marketing y la publicidad, donde la imagen protagonista es elegida, no solo en función del objeto, es decir, de la imagen en si misma, sino en función de la interpretación que el público imaginará desde su punto de vista como cliente potencial. Una misma imagen tendrá diferentes interpretaciones según los sujetos que la observen. 

Fuente: página del libro "El Principito"

* Los criterios de fidelidad: imagen fija y el ojo en movimiento, es uno de los capítulos de "La Imagen y el Ojo, nuevos estudios sobre la psicología de la representación pictórica" de E. H. Gombrich.
** La imagen de la radiografía no es la imagen original que Gombrich emplea en sus escritos. Se trata de una imagen que he utilizado para ilustrar el texto. Para más información acerca de la nitidez o calidad de las imágenes radiográficas podéis consultar el siguiente artículo haciendo click aquí.

Carmen Valtierra de Luis (@Carmen_Valti - @Limahoya)