viernes, 18 de abril de 2014

Hackear la ciudad a pequeña escala

Antes de nada conviene definir el término hackear. Podéis encontrar una buena explicación en Wikipedia pero personalmente me quedo con la definición que he encontrado en la web El correo de las Indias:
"Hackear es utilizar el conocimiento que tenemos sobre un sistema de cualquier tipo para desarrollar funcionalidades para las que no había sido diseñado originalmente o hacerle funcionar de acuerdo con nuevos objetivos."
El término proviene del mundo de la informática pero actualmente se ha extrapolado a cualquier tipo de sistema.

La siguiente historia está basada en una experiencia personal. Sucede en el paso para peatones de una calle principal con bastante tráfico rodado. Para que los peatones puedan cruzar la calle hay un semáforo regulado con un botón que al pulsarlo cambia la luz a color rojo y detiene el tráfico rodado. Cuando alguien pulsa el botón, el semáforo tarda entre 10 o 20 segundos en detener el tráfico. La calle tiene una longitud considerable. La cruzan otras calles perpendiculares pero sin rotondas, es decir, que a lo largo de la calle principal hay bastantes semáforos que interrumpen el tráfico de los vehículos.




Al principio, cuando comencé a usar esa ruta y tenía que cruzar por ese paso de peatones varias veces al día, me di cuenta de que había personas que no pulsaban el botón pero que esperaban para poder cruzar la calle. Pensé que no sabían que había un botón que debían pulsar para que el semáforo se pusiera en verde y así poder cruzar. Aunque siempre llegaba alguien que conocía de la existencia del botón, lo pulsaba y así todos podían cruzar igualmente.
Este paso de peatones existe porque justo al lado hay una estación de tranvía. El semáforo está regulado por un botón porque así la interrupción del tráfico rodado se limitará, principalmente, a la frecuencia con la que pase el tranvía por esa estación. De este modo se minimiza la interrupción de la marcha de los vehículos. Pero qué pasa con las personas que esporádicamente pasan por allí y también desean cruzar la calle. Sencillamente pulsan el botón y cruzan. Hasta aquí todo es normal. El sistema está bien pensado.
En términos de eficiencia en el sistema, parar el tráfico para que crucen 20 personas es más eficiente que parar el tráfico para que cruce una sola persona. Pero aún así hay que permitir que esa persona cruce la calle.
El máximo consumo energético de un vehículo se produce cuando éste tiene que frenar, detenerse y volver a reanudar la marcha. Esto multiplicado por 5-10 vehículos es lo que ocurre cada vez que alguien pulsa el botón de ese semáforo.
Al principio, cuando yo cruzaba la calle pulsaba el botón por inercia, sin pensarlo. Después de un tiempo comencé a observar y a darme cuenta de que cuando no era hora punta de máximo tráfico y sólo estaba yo esperando para cruzar la calle, en vez de pulsar el botón y detener forzosamente a los vehículos, simplemente podía esperar unos segundos más hasta que el grupo de coches hubiera pasado y así pudiera cruzar yo. 
En el sistema urbano, a veces seguimos normas sin preguntarnos por qué. Cruzar en rojo está "mal". Al hacerlo soy consciente de ello pero ya os he explicado mi por qué.
Me gusta pensar que algunas de las personas que mencionaba al principio de la historia, las que no pulsaban el botón para cruzar, no lo hacían por ignorancia o desconocimiento como yo creía, sino que lo hacían por la misma razón que yo o simplemente por empatía hacia los conductores aburridos de tener que frenar y parar cada 200 metros.
Hay personas que conocen el sistema urbano y en vez de seguirlo a ciegas encuentran caminos para mejorarlo. A eso es a lo que llamo "hackear la ciudad a pequeña escala".

Os invito a visitar la web de Fabrique Hacktion donde encontrareis algunos ejemplos de lo que para mí significa hackear el sistema urbano. Me ha llamado especialmente la atención el proyecto nº10 Ticket-ticket-ticket. Se trata de un modo de dar un segundo uso a los tickets del transporte público que funcionan por horas/días para que así, mientras esos tickets siguen activos, puedan ser reutilizarlos por otras personas cuando el usuario inicial decida prescindir de ellos.
Recuerdo que cuando se introdujo la OTA, en mi ciudad era normal encontrar a alguien a quien "le sobraban unos minutos del ticket" y te lo cedía con una sonrisa. En todo caso, antes de tirarlo a la basura siempre será mejor dárselo a alguien, ¿no?

Carmen Valtierra de Luis (@Limahoya - @Carmen_Valti)

Nota: Os recomiendo leer El arte de hackear la ciudad un post de ÁRTICA.